APOCALIPSIS CAPÍTULOS 4 Y 5
Resumen de Algunas Interpretaciones y Conceptos Básicos
Principio de interpretación a mantener en mente: “En lo que a interpretación de profecía simbólica se refiere, es importante permitir que el mismo Espíritu que dio la visión identifique sus símbolos. Cuando no aparece tal identificación, el expositor queda en libertad para conjeturar en cuanto a la aplicación. Por eso debe evitarse el dogmatismo .” (Comentario Bíblico Adventista, Seventh-Day Adventist Bible Commentary, vol. 4, 577).
Incluimos unas pocas citas tomadas del Espíritu de Profecía.
Puerta abierta en el cielo (Apocalipsis 4:1)- No es una referencia a las puertas referidas en el capítulo 3 en las cartas a Filadelfia y Laodicea (Apoc 3:8, 20). Esta es una entrada al recinto del trono, a la misma presencia de Dios, a su palacio-santuario. Aunque la escena describe algunos elementos familiares, lo que aquí se ve y acontece es representativo y no estrictamente literal; el relato contiene figuras y elementos simbólicos. La voz que primero le habló a Juan (Apoc. 1:10) y le reveló lo que estaba aconteciendo (Apoc. 1:19), lo invita a entrar y recibir otra revelación, ahora acerca de eventos futuros.
Trono (Apocalipsis 4:2, 3, 4, 5, 6, 9, 10; 5:1, 6, 7, 11, 13)- Se menciona repetidas veces. Es una referencia a Dios, quien está sentado en el trono; identifica quién gobierna (reina), quién tiene la autoridad, soberanía, majestad, juicio, dominio, poder y derecho a gobernar (Apoc. 4:11; 5:13). Esto tiene relevancia cuando más tarde Juan mencione el trono del dragón y de la bestia (Apoc. 13:2; 16:10); él ya había mencionado el trono de Satanás (Apoc. 2:13). Estos pretenden usurpar el trono de Dios. El trono en el antiguo Israel no siempre fue un tipo de silla que acomodaba solo a una persona.
La apariencia de Dios (Apocalipsis 4:3)- Como jaspe y cornalina (o sardio, sardonio, procedente de la ciudad de Sardis): esto es en referencia a su gloria. Es difícil identificar estas piedras preciosas en la actualidad. El “jaspe” que menciona Juan no es el mismo que el jaspe de la actualidad. Algunos creen que era una piedra muy brillante, clara, cristalina y resplandeciente, como se describe la gloria de la Nueva Jerusalén (ver Apocalipsis 21:11, 18). Algunas versiones usan la palabra “rubí” en vez de cornalina. La idea es la de una piedra roja que refleja luz roja. Es imposible para Juan (y para cualquier otra persona) ver y describir la gloria de Dios. Esta visión es una representación y, aun así, Juan lo único que puede hacer es comparar lo que ve con lo que él había visto en sus días y, sin embargo, es una experiencia gloriosa.
Un arcoíris semejante a la esmeralda (Apocalipsis 4:3)- La implicación es que parecía tener el color de la esmeralda, es decir, verde. El arcoíris, típicamente, es un recordatorio y señal del pacto de Dios con sus hijos (Génesis 9:12-17) y también de su gloria (Eze. 1:28).
“…el arco iris que rodea el trono representa el poder combinado de la misericordia y la justicia…” {6LtMs, Lt 1f, 1890, par. 29[English]}
“Por la fe miremos el arco iris que rodea el trono, la nube de pecados confesados detrás de él. El arco iris de la promesa es una garantía que se da a cada alma humilde, contrita y creyente, de que su vida es una con Cristo, y de que Jesús es uno con Dios. La ira de Dios no caerá sobre una sola alma que busca refugio en él.” {TM 157.2}
“El arco iris que rodea el trono nos asegura que Dios es fiel…” {8TPI 30.2}
Nota: Se han sugerido interpretaciones que procuran asignar a estas piedras preciosas un significado específico o especial, aparte de una referencia a la apariencia de la gloria de Dios. Sin embargo, estas no son necesariamente conclusivas. Algunos notan que el pectoral del sumo sacerdote incluía sárdica (sardio/rubí) como primera piedra y jaspe como la última (Éxodo 28:17-21), y como las 12 piedras en el pectoral tenían los nombres de las 12 tribus de Israel, entonces estas dos piedras (primera y última) podrían ser una alusión a la totalidad del pueblo de Dios. Estas piedras también se mencionan luego en Apocalipsis 21:19 en referencia a los 12 fundamentos del muro de la Nueva Jerusalén que contenían los nombres de los apóstoles (Apoc. 21:14). Las 12 puertas de la ciudad tenían los nombres de las tribus de Israel (Apoc. 21:12). Todo esto podría ser una alusión a la totalidad del pueblo de Dios, pero lo que es claro es que Juan describe la apariencia de la gloria de Dios lo mejor que puede.
24 ancianos sentados en tronos (Apocalipsis 4:4, 10; 5:8, 11, 14; ver también Apoc. 7:11, 13; 11:16; 14:3; 19:4)- Ni Juan, ni ningún otro ser en el libro interpreta específicamente quiénes son los 24 ancianos. Esto es lo que se dice de ellos en el Apocalipsis:
- Se sientan en 24 tronos
- Están vestidos de blanco
- Coronados con la guirnalda de oro, símbolo de victoria (no es una corona de rey)
- Adoran y alaban (cantan y tienen arpas) a Dios
- Poseen copas de oro con incienso (las oraciones de los santos)
- Proveen explicaciones a Juan
- Han sido redimidos de todo linaje, lengua, pueblo y nación (si aceptamos “nos” en vez de “los” en Apoc. 5:9-10)
Se ha sugerido que estos 24 ancianos son los representantes de los mundos en el universo de Dios y forman un concilio.
Una interpretación popular es que los 24 ancianos son ángeles, pero a los ángeles no se les ha llamado “ancianos” en otros libros de la Biblia. Tampoco se les ha descrito como quienes se sientan en tronos o tienen coronas de victoria en sus cabezas (aunque Primeros Escritos, páginas 66 y 167, describen a ángeles con coronas deslumbrantes) .
Otra interpretación indica que son seres humanos que ya estaban en el cielo cuando Juan los vio, los pocos que resucitaron cuando Cristo resucitó (Mateo 27:52-53) y subieron al cielo con Cristo como “primicias” (1 Corintios 15:22-23) cuando él ascendió a los cielos. Estos representarían a los redimidos en el cielo.
Algunos sugieren que son un símbolo, una representación del ministerio sacerdotal en el cielo en favor de la humanidad, ya que en Israel el sacerdocio de los descendientes de Aarón fue organizado en 24 grupos (1 Crónicas 24:4-19) y los 24 ancianos parecen estar envueltos en funciones sacerdotales, mientras algunos piensan son 24 dirigentes de los servicios en el cielo. Otros ven en la repetición del número 12 en Apocalipsis y sus múltiplos (12x2=24; 12x12x100=144000) referencias simbólicas a la totalidad del pueblo de Dios en todos los tiempos, representada por las 12 tribus de Israel junto a los 12 apóstoles (12+12=24).
“Allí está el trono, y en derredor el arco iris de la promesa. Allí están los querubines y los serafines. Los comandantes de las huestes angélicas, los hijos de Dios, los representantes de los mundos que nunca cayeron, están congregados. …todos están allí para dar la bienvenida al Redentor. Sienten impaciencia por celebrar su triunfo y glorificar a su Rey.” {DTG, 773.10}
Relámpagos, truenos y voces (Apocalipsis 4:5)- La voz de Dios es como truenos (Salmos 29:3-4; Job 37:4-5) y se compara al ruido de las alas de los ángeles (Eze. 1:24; 10:5). En Ezequiel 1:14 se comparan los movimientos de los seres vivientes a relámpagos, posiblemente describiendo la velocidad y los destellos de sus movimientos.
“La luz resplandeciente que cruza entre los seres vivientes con la rapidez del relámpago representa la celeridad con que esta obra avanzará finalmente hacia su terminación.” {5TI 704.2}
Ardían siete lámparas de fuego que son los siete espíritus de Dios (Apocalipsis 4:5)- Esto no es una referencia a los siete candeleros del capítulo 1. La salutación en las cartas a las site iglesias es de parte de Dios y de los siete espíritus delante del trono (Apoc. 1:4). En el mensaje a la iglesia de Sardis, Cristo dice que él tiene los siete espíritus de Dios (Apoc. 3:1). Los siete ojos del Cordero son los siete espíritus de Dios que van a toda la tierra (Apoc. 5:6). Esto puede ser una referencia a la totalidad y plenitud de la obra, omnipresencia y omnisciencia de Dios Padre, Cristo y del Espíritu Santo.
“Se le permitió al profeta contemplar el primer departamento del santuario en el cielo; y vio allí las “siete lámparas de fuego” y el “altar de oro” representados por el candelabro de oro y el altar de incienso en el santuario terrenal.” {CS 410.1}
Cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás (Apocalipsis 4:6-9; 5:6, 8-9, 14; 7:11-12; 14:3; 19:4)- El término “seres vivientes” significa algo vivo, criaturas vivas, animales. Estos también tienen seis alas llenas de ojos. Constantemente adoran a Dios y están junto a su trono. Cada uno tiene una apariencia distinta: león, becerro/buey, hombre, águila. Se parecen a los querubines que vio el profeta Ezequiel, que estaban llenos de ojos (Ezequiel 10:12, 20-22), pero cada uno de esos tenía cuatro caras (hombre, león, buey y águila) y solo cuatro alas (Ezequiel 1:5-14). Dios mora entre los querubines, donde está su trono (2 Reyes 19:15; Salmos 80:1; 99:1; Isaías 37:16). Además, el propiciatorio, la tapa del arca del testimonio situada en el Lugar Santísimo del santuario, donde Dios se aparecía y hablaba, incluía querubines extendiendo sus alas (Éxodo 25:18-22; 37:6-9; 1 Reyes 6:23-28). Los seres vivientes alaban a Dios como lo hacían los serafines de seis alas que vio Isaías, diciendo: “Santo, santo, santo” (Isa. 6:2-3; Apoc. 4:8).
El que estén llenos de ojos puede sugerir discernimiento, sabiduría, inteligencia, vigilancia y/o brillantez. Algunos sugieren que los cuatro seres vivientes representan un grupo de ángeles especiales y poderosos. Hay quienes sugieren que representan los cuatro evangelios (Mateo es el león, Marcos es el hombre, Lucas es el buey y Juan es el águila). Otros proponen que estos representan los estandartes de las cuatro tribus de Israel que acampaban a los cuatro lados del tabernáculo portátil (Judá, Dan, Efraín y Rubén), pero esto se basa en la tradición judía, y las Escrituras no describen los emblemas en esas banderas. También se ha sugerido que estos emblemas representan cuatro cualidades: fortaleza, perseverancia, razón y velocidad. Finalmente, algunos creen que los cuatro seres vivientes representan cuatro periodos o fases por los cuales pasaría la iglesia.
Para el lector judío en los días de Juan, familiarizado con las Escrituras (el Antiguo Testamento), las escenas del capítulo cuatro podrían recordarle las manifestaciones gloriosas de Dios en el pasado, como los eventos en el monte Sinaí durante el éxodo, y las visiones de profetas como Isaías, Ezequiel y Daniel. Para el lector no judío, particularmente el gentil familiarizado con el Imperio Romano y su gobierno bajo el señorío del Emperador, tal vez el relato traería a la mente cómo los reyes del Imperio sometían su autoridad y rendían homenaje al Emperador.
En la mano derecha (Apocalipsis 5:1) también podría traducirse como “a la derecha”, “a mano derecha” o “al lado derecho”. Representa una posición de importancia.
Un libro (Apocalipsis 5:1; 6:14)- Es muy probable que lo que Juan vio fue un rollo (un documento enrollado). El tipo de libro tal como lo conocemos hoy no era común en los días de Juan. Este rollo NO representa al libro de Apocalipsis. Hay quienes sugieren que el rollo es el libro del Nuevo Pacto.
“Allí, en su mano abierta, yacía el libro, el rollo de la historia de las providencias de Dios, la historia profética de las naciones y de la iglesia. Allí estaban contenidas las declaraciones divinas, Su autoridad, Sus mandamientos, Sus leyes, todo el consejo simbólico del Eterno y la historia de todos los poderes gobernantes de las naciones. En el lenguaje simbólico estaba contenida en ese rollo la influencia de cada nación, lengua y pueblo desde el comienzo de la historia de la tierra hasta su fin.” { Manuscript Releases, vol. 9, 7; 13LtMs, Lt 65, 1898, par. 17 [English]}
Escrito por dentro y por fuera (Apocalipsis 5:1)- En los días de Juan, no era raro que se escribiera en ambos lados de las páginas de un documento.
“No había espacios en blanco en el libro. No había espacio para escribir más.” {13LtMs, Lt 65, 1898, par. 20 [English]}
Sellado con siete sellos (Apocalipsis 5:1)- El contenido de documentos importantes o privados era protegido para prevenir la divulgación del contenido o la alteración por otros, enrollándolos, amarrándolos y, entonces, depositando un material moldeable en los nudos. Antes de que este material se endureciera, se estampaba una impresión en el material usando un anillo o sello que identificaba al autor. Sallar un documento con más de un sello era una práctica común. La persona que recibía este rollo sellado podía confiar en que su contenido no había sido descubierto o alterado por otros si el sello o los sellos estaban intactos. A veces el contenido de un documento no necesitaba protegerse de esta forma, ya que la información debía compartirse con otros o públicamente. Entonces, el sello en la página tomaba la función de una firma, autenticando el documento.
Aunque en los días de Juan las leyes de Roma requerían que ciertos documentos fueran sellados con, por lo menos, siete sellos, la referencia al número siete aquí, como a través de la Biblia, implica totalidad, o sea, un rollo completo y perfectamente sellado.
Ángel poderoso (Apocalipsis 5:2)- Se requiere un ángel importante para lanzar, con fuertes gritos, un reto desafiando a todas las criaturas a atreverse a pasar adelante y romper los sellos para abrir el rollo, pero nadie acepta el llamado, pues ni siquiera pueden mirarlo.
Digno (Apocalipsis 5:2, 9, 12; 4:11)- Para los romanos, una persona se podría considerar digna en base a su posición, sus logros sobresalientes, sus obras importantes e impresionantes. Con la excepción de las pocas personas en Sardis (ver Apoc. 3:4), en el libro de Apocalipsis hay solo dos que son considerados realmente dignos: el que está sentado en el trono (Apoc. 4:11) y el Cordero (Apoc. 5:9, 12), en base a sus posiciones, calificaciones y logros (Creador, inmolado).
Lloraba mucho (Apocalipsis 5:4) Pareciera que no se nos explica claramente porque el que nadie pueda abril el rollo es motivo de tanta angustia para Juan.
“Su alma fue forjada hasta tal punto de agonía y suspenso que uno de los ángeles fuertes tuvo compasión de él.” {13LtMs, Lt 65, 1898, par. 18 [English]}
El León de la tribu de Judá (Apocalipsis 5:5)- Es una referencia a Génesis 49:9-10. En la literatura judía, Esdras tiene una serie de visiones, incluyendo la de un león. La interpretación que se le ofrece revela que el león es el Mesías, descendiente de David (2 Esdras 12:31, 32). Judá poseía el cetro, el derecho a reinar (Salmo 60:7; Miqueas 5:2). Jesús desciende de la tribu de Judá (Hebreos 7:14; Romanos 1:3).
La raíz de David(Apocalipsis 5:5; 22:16)- La raíz de una planta, pero en sentido figurado, significa "descendiente". Es una referencia a Isaías 11:1, 10; Jeremías 23:5-6; 33:14-16 y Zacarías 6:12-13, y las profecías acerca del rey proveniente del linaje de David (Lucas 1:32-33). El apóstol Pablo aplica el cumplimiento de esto a Jesús (Romanos 15:12).
Cordero como inmolado que tenía siete cuernos (Apocalipsis 5:6)- Juan trata de encontrar palabras para explicar lo que veía. El Cordero no estaba muerto, sino vivo, pero había sufrido una herida mortal (Nota: es la misma palabra que se usa para describir una de las cabezas de la bestia en el capítulo 13 que sufrió una herida mortal [Apoc. 13:3]). En las Escrituras, hay plena evidencia de que el Cordero es Cristo (Juan 1:29, 36; 1 Pedro 1:19; Isaías 53:7; Hechos 8:32). El cuerno es un símbolo de fortaleza, poder, soberanía y reino (1 Samuel 2:10; Salmo 132:17; Daniel 8:20-21; Lucas 1:69). Siete cuernos sugieren la totalidad de poder y dominio.
Las escenas registradas en los capítulos 4 y 5 del libro de Apocalipsis representan un espectáculo único y singular. Juan ve un trono, a Dios en su gloria sentado sobre él, y criaturas adorándolo y dándole gracias constantemente, pues es digno, ya que Él es el creador y sustentador de todas las cosas. Luego nota un rollo sellado con siete sellos que nadie en el universo puede mirarlo ni romper sus sellos para abrirlo. Entonces aparece en la escena un Cordero que había sido herido, quien se aproxima al trono para tomar el rollo. Cuando lo hace, millones de seres prorrumpen en cantos y alabanzas, todos reconociendo que el Cordero es digno de adoración y de abrir el rollo porque Él murió para redimir a su pueblo. Esta celebración es majestuosa.
Se han propuesto varias interpretaciones acerca de la ocasión y el momento de los eventos descritos en esta visión. Unos sugieren que varios elementos en la visión (Dios en su gloria está sentado en el trono celestial, un rollo sellado, millones de seres celestiales) se asemejan a la escena de Daniel, capítulo 7; por lo tanto, proponen que la visión de Juan representa una escena del juicio investigador comenzado en 1844. Aunque se notan estos parecidos, también se pueden notar varias diferencias. La terminología usada en Daniel 7 es típica de un juicio: un juez se sienta, los libros se abren, se castiga a las bestias, se hace justicia dándole el reino a los santos. Esta terminología está ausente en Apocalipsis, capítulos 4 y 5. Si estos dos capítulos fueran una escena del juicio investigador, entonces algunos argumentarían que los eventos que ocurren al abrirse los sellos deberían haber sucedido después de 1844, lo cual es muy improbable. Esta conclusión está apoyada en una publicación de El Instituto de Investigación Bíblica: “El juicio no tiene lugar en los capítulos 4 y 5, cuando aún no se han abierto los sellos.” {Jon Paulien, “Seals and Trumpets: Some Current Discussions,” in Symposium on Revelation: Introductory and Exegetical Studies, Book 1 , ed. Frank B. Holbrook, vol. 6, Daniel and Revelation Committee Series (Silver Spring, MD: Biblical Research Institute of the General Conference of Seventh-day Adventists, 1992), 187.}
En este simposio, el comité reportó (ver página 178):
El comité acuerda lo siguiente:
I. Contexto
1. Apocalipsis 4–5 es una unidad, que describe la misma escena (Ap 4:2; 5:1).
2. Apocalipsis 4–5 pinta una escena del trono en el santuario celestial (cf. Ap 4:3; 8:3).
3. El énfasis de la escena del trono está en la muerte expiatoria de Cristo, Su logro en la cruz (Ap 5:6, 9, 12).
4. La escena del trono no es el juicio investigador de Daniel 7:9, 10.
a. La escena de Apocalipsis no se designa como un juicio; la escena de Daniel sí (Dan 7:10, 26).
b. La escena de Apocalipsis tiene solo un libro: está en la mano del Padre; está cerrado y sellado; ningún ser en el universo, excepto el Cordero, puede abrirlo; el libro nunca se abre en la visión. En contraste, en la escena de Daniel hay dos o más libros. Están abiertos, y se implica que fueron abiertos para el Anciano de días por los seres santos que asisten (Dan 7:10).
Otros han propuesto que la escena presentada en estos dos capítulos representa la ascensión de Cristo al cielo después de su resurrección, su recibimiento triunfal por los seres celestiales, su entronización y coronación como rey del universo en el templo-palacio, ocupando su lugar sentado a la diestra del Padre y la inauguración de su ministerio en ese templo celestial (Hebreos 8:1-2), seguido por el derramamiento del Espíritu Santo en el día de Pentecostés (Hechos 2:32-33; Juan 7:39; Apoc. 5:6). Cuando Cristo asciende al cielo, se abren las puertas para que entre el Rey de gloria (Salmos 24:7-10). “Todo el cielo estaba esperando para dar la bienvenida al Salvador a los atrios celestiales. Mientras ascendía, iba adelante, y la multitud de cautivos libertados en ocasión de su resurrección le seguía. La hueste celestial, con aclamaciones de alabanza y canto celestial, acompañaba al gozoso séquito. Al acercarse a la ciudad de Dios, la escolta de ángeles demanda: “Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, Y alzaos vosotras, puertas eternas, Y entrará el Rey de gloria.” {DTG 772-773}
“Entonces los portales de la ciudad de Dios se abren de par en par, y la muchedumbre angélica entra por ellos en medio de una explosión de armonía triunfante. Allí está el trono, y en derredor el arco iris de la promesa. Allí están los querubines y los serafines. Los comandantes de las huestes angélicas, los hijos de Dios, los representantes de los mundos que nunca cayeron, están congregados.” {DTG 773}
Los brazos del Padre rodean a su Hijo, y se da la orden: “Adórenlo todos los ángeles de Dios.” Con gozo inefable, los principados y las potestades reconocen la supremacía del Príncipe de la vida. La hueste angélica se postra delante de él, mientras que el alegre clamor llena todos los atrios del cielo: “¡Digno es el Cordero que ha sido inmolado, de recibir el poder, y la riqueza, y la sabiduría, y la fortaleza, y la honra, y la gloria, y la bendición!” Los cantos de triunfo se mezclan con la música de las arpas angelicales, hasta que el cielo parece rebosar de gozo y alabanza. El amor ha vencido. Lo que estaba perdido se ha hallado. El cielo repercute con voces que en armoniosos acentos proclaman: “¡Bendición, y honra y gloria y dominio al que está sentado sobre el trono, y al Cordero, por los siglos de los siglos!” {DTG 774}
Aquí vemos cómo las alabanzas registradas en Apocalipsis 5 se asocian con la ascensión del Cristo resucitado al cielo después de haberse presentado ante el Padre. También se nos dice que Jesús no aceptaría la corona antes de encontrarse con el Padre: “Sienten impaciencia por celebrar su triunfo y glorificar a su Rey. Pero con un ademán, él los detiene. Todavía no; no puede ahora recibir la corona de gloria y el manto real. Entra a la presencia de su Padre.” {DTG 773}
Una vez Cristo fue entronizado, inauguró su ministerio celestial y envió el Espíritu Santo a la tierra. (Apoc. 5:6): “La ascensión de Cristo al cielo fué la señal de que sus seguidores iban a recibir la bendición prometida. Habían de esperarla antes de empezar a hacer su obra. Cuando Cristo entró por los portales celestiales, fué entronizado en medio de la adoración de los ángeles. Tan pronto como esta ceremonia hubo terminado, el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos en abundantes raudales, y Cristo fué de veras glorificado con la misma gloria que había tenido con el Padre, desde toda la eternidad. El derramamiento pentecostal era la comunicación del Cielo de que el Redentor había iniciado su ministerio celestial. De acuerdo con su promesa, había enviado el Espíritu Santo del cielo a sus seguidores como prueba de que, como sacerdote y rey, había recibido toda autoridad en el cielo y en la tierra, y era el Ungido sobre su pueblo. {HAp 31.4}
Jesús se coloca a la diestra de Dios (Hechos 2:33-36; 7:56; Rom. 8:34; Efesios 1:20; Col. 3:1; Heb. 8:1; 10:12; 12:2; 1 Pedro 3:22). Allí toma el rollo sellado con siete sellos. El acto de Jesús de tomar el rollo ha sido asociado por algunos con los pasos que un nuevo rey, en los días de los reyes de Israel, debía seguir para ser entronizado. Moisés, anticipando el día en que reyes gobernarían sobre el pueblo, indicó que el rey debía escribir una copia de la Ley en un rollo para leerla y gobernar justamente (Deuteronomio 17:18-20). Samuel hizo esto cuando Saúl fue elegido primer rey de Israel (1 Samuel 10:24-25). Después de que la reina Atalía usurpó el trono de Judá por un tiempo, el reino fue restablecido a Joás como descendiente legítimo de David. En el momento de su coronación, el sacerdote Joiada le entrega “el testimonio” (2 Reyes 11:12), o sea, el libro de la Ley. Entonces, “el testimonio” o libro de la Ley era el rollo que contenía el Pacto de Dios con su pueblo y era un símbolo del compromiso del rey con sus súbditos y la autorización que recibía para gobernar con autoridad. Jesús, quien tomaría el trono de David (Lucas 1:32), recibiría toda autoridad (Mateo 28:18) y se convertiría en el ministro de un Nuevo Pacto (Heb. 8:1-2), inaugurando así no solo su reino, sino también su sacerdocio.
Nota: No todos los comentaristas están en completo acuerdo con los detalles presentados hasta aquí y hay muchas otras interpretaciones propuestas por estudiantes del Apocalipsis.